La Habana, 14 de abril de 2006
Hija de mi alma. Aunque aún quedan unos días para que nos encontremos otra vez, ya se va acercando ése momento. Ayer estuve por una librería y vi unos libros muy bonitos para niños. Bueno, en honor a la verdad, no todos eran bonitos. Algunos no tenían figuritas ni colores ni ninguna de esas cosas que tanto te gustan a ti. Sólo letras y letras, y como tú todavía no sabes leer, pensé que esos libros sin figuras ni animales, sin osos ni leones, jirafas, cebras, árboles, soles, ríos, casas, caminitos, montañas, perros, gatos, niñas y niños, y algunas flores, no te interesarían. Y con toda razón. ¿Cómo van a escribir un libro para niñas y niños que no contenga en alguna de sus páginas al menos una flor. Si yo fuera un niño chiquitico, así como tú, tampoco me gustaría. Si supiera leer es otra cosa. Porque las palabras con las que se forman frases, también es una forma de dibujar, pero hay que saber leer para poder interpretar todas las figuras que se forman con las palabras. Cuando tú sepas leer, entenderás lo que ahora quiero decirte.
Bueno, para no hacer tan larga esta historia, te compré unos libros. Todos tienen figuras, como a ti te gustan. Uno de los libros no contiene letras, sólo figuras para colorear. Espero que te gusten como me gustan a mí.
Sobre nuestra estrella, qué puedo decirte. Anoche, a través de la ventana me puse a buscarla en el cielo y no la encontré. ¿Estaría jugando a los escondidos? Es lo más probable. Seguro que se olvidó que tenía que darme tu mensajito. Pero eso no importa tanto, porque lo más probable es que hoy sí me lo de. Cuando esté de nuevo en nuestra casa, los tres juntitos, como diría Mamá, la buscaremos en el cielo y le agradeceremos que nos haya hecho el favor de servirnos de mensajera.
Andrés Fabián está muy lindo. Se ríe mucho, y como ya te conté una vez, toma mucha teta. Se toma toda la leche. No es como cierta personita que yo conozco que constantemente hay que estar diciéndoles que tome la leche para que crezca sana y fuerte. ¿Quién será? Uhmmmmm. Tu hermanita Katia te envía muchos, pero muchos besos. Me dijo que tenía muchos deseos de que vengas. Andrés Fabián no me dijo nada, porque todavía es muy chiquito para hablar. A propósito, cómo van tus ejercicios con la erre. Me sentiría muy feliz sin cuando llegue a allá ya sepas pronunciarla mejor. ¿Lo intentarás? Espero que sí.
Dale mis besos a Chani y Chochi y a Jany y Joll. Pero especialmente quiero que ahora, en estos momentos, le des un apretón muy fuerte a mamá, le des un beso y le digas: Mamá, este beso que te doy te lo envía mi Papá.
Te ama mucho,
Papá.
Ah, dale un beso a la Abu y otro a tía Mariana. ¿No se te va a olvidar? También a tu seño Martita. ¿Has aprendido muchas cosas en el jardín?