Creo que en esta nueva época que nos toca vivir, con un nuevo régimen, con nuevas modalidades, encerrades en nuestros hogares, sin poder ver a nuestres amigues, a nuestra familia, también el hecho de que nos desapropiaron de nuestros espacios, como nuestro colegio, y para les belgranenses la Costanera, ir a tomar un helado con nuestras amistades o ir a recorrer el centro. Todo lo que conocíamos, lo que nos parecía normal, todo nuestro mundo cambió, y con él, nosotres.

En mi experiencia a este nuevo modo de vida en lo que respecta a “Las relaciones sociales y vinculares con otres”, ha sido complejo y por más de que me mantengo en contacto con mis amistades todos los días, nos hablamos por WhatsApp, nos enviamos publicaciones de Instagram para distraernos de nuestra realidad, hacemos videollamadas para poder ver nuestras caras y escuchar nuestras voces. Siempre está esa pequeña sensación de que falta algo más y es obvio: falta el poder tocarnos, abrazarnos, mirarnos bien de cerca, escuchar nuestras risas sin interferencias y mucho más.

Cada vez que pasa más y más el tiempo, está esa rara sensación de que todo ocurre de una manera más lenta. Nosotres nos movemos más lento. También el ambiente está más denso, por más de que podamos salir a la calle para hacer las compras y que eso nos de cierta sensación de libertad, es inevitable pensar que el virus puede estar ahí; es como si fuese un ente que nos respira en la nuca.  Esto nos genera desconfianza en las personas que caminan al lado nuestro y ahora nos aterroriza que alguien desconocide nos pueda tocar. El alcohol en gel se ha vuelto nuestro aliado. Es como si lavara absolutamente todos nuestros miedos, y una vez resguardades, sanes y salves, en nuestra casa todo vuelve estar en paz.

En lo que respecta a la sexualidad, hemos buscado las formas de no perder ciertas emociones, ciertos sentimientos que solemos tener cuando estamos con alguien qué queremos. Antes, un abrazo, un beso despertaba un cóctel de hormonas en nuestro cuerpo. Ahora un mensaje, una foto, un audio, nos despierta algo. Como ya no se puede tener relaciones sexuales (a excepción de las parejas que viven juntas en sus casas), tratamos de buscar la manera de complacernos, como el autoplacer, o si queremos compartir nuestros placeres con alguien hacemos sexting. Cada vez nos despegamos más de la realidad. Hemos transformado la virtualidad en nuestra realidad.

Yo creo que todo esto nos va a traer secuelas muy grandes. La sociedad no va a ser la misma y eso, me asusta.

Durante estos meses de aislamiento, me da la sensación de que estoy en pausa, y que en algún momento voy a poder vivir realmente. Me he imaginado muchas veces cómo sería volver al colegio y la primera reacción que se me viene a la mente es llorar. Llorar de la alegría porque sé que por fin voy a poder abrazar a mis amigas, convivir largos ratos mirando el sol, escuchar ese ruido constante de muchas personas hablando en el patio de la escuela, el simple hecho de poder respirar aire puro sin ninguna mascarilla que me cubra mi boca y mi nariz.


Por Lucía Barceló Morán
21 de Mayo de 2020 – Año de Cuarentena.

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