Son las personas que me exceden,
que me superan,
las que desproporcionadamente me levitan,
las que verdaderamente disfruto.
Son las que brillan, las que vuelan,
las que cantan hasta dormidas,
las borrachas amistosas,
las energúmenas de lo invariable.
Son las que me inhiben hasta el vaso de vino,
las que bailan enloquecidas en las pistas de baile del mundo.
Las incorrectas, rebeldes in-confundidas,
las bautizadas por flores rojas.
Son las que abrazan cuerpo a cuerpo.
Las que viven de ahoras y de utopías.
Las que se buscan poco en el espejo,
las embanderadas de causas propias,
las que miran al otro
y abren los ojos.
Las revoltosas
Las ruidosas
Las desordenadas.
Las personas que amo son las que no aman a medias tintas,
y extrañan
como la luna al sol.
las que enloquecen tres o cuatros veces al día.
Me encantan las encantadoras de sonrisa fácil
y ojos que llegan al centro de la tierra,
me gustan las personas que gustan de otras personas
y sonríen en la vía pública.
Me gustan las que andan sueltas y flotando,
cada tanto tropezando
y volviendo a flotar.
Por Mar Sánchez Rial