Sentía que lo había perdido todo. Hasta esa maravillosa capacidad de refugiarme en algún sueño. Nada más tendría sentido. Era una certeza que me atravesaba, mientras me resultaba imposible dejar de llorar. Aquella noche, la más oscura de todas, al filo de la madrugada apoyé mi cabeza sobre la almohada y cerré los ojos. No…