Retroceder hacia el inicio de nuestra propia existencia. Observar las formas en que nos abrirnos al mundo. Reconocer la importancia de esas primeras sensaciones es quizás intentar comprender cómo vamos tejiendo la matriz de nuestra propia humanidad.

Así, asomarse a la muestra Origen es sentir esa necesidad de develar los misterios. De recuperar esa fuerza primitiva y ancestral que poseen las mujeres a la hora de parir, nutrir y transformar una vida.

Las fotografías de Natalia Roca nos invitan a detenernos en las distintas formas en el que se producen los nacimientos en Argentina. En una cuidada selección, donde se perciben sensibilidades y contextos casi antagónicos, sus imágenes dan cuenta de dos paradigmas. Los partos realizados bajo protocolos de instituciones médicas, y aquellos otros, donde las embarazadas, y su entorno más íntimo, se convierten en protagonistas.

En estos últimos, aparece de manera natural la energía de la hormona más tímida y poderosa que se presenta en cualquier aspecto relacionado al placer y al amor. Los científicos la llaman oxitocina. Otros, la denominan simplemente como la hormona del amor.

Según explica Michel Odent, “la oxitocina es secretada por una primitiva estructura de nuestro cerebro llamada hipotálamo; luego y bajo circunstancias específicas es liberada repentinamente en el torrente sanguíneo. Hasta hace bien poco, se sostenía que la oxitocina era un tipo de hormona característica del sexo femenino cuyo única función era estimular las contracciones uterinas durante el trabajo de parto y el parto, así como las contracciones del pecho durante la lactancia”.

Hoy se sabe que la oxitocina es una hormona tan femenina como masculina y que se encuentra presente en los diferentes aspectos de la vida sexual y amorosa de nuestros cuerpos. Pero es una hormona tímida. Y para que surja de manera natural durante el proceso de un parto es necesario crear un clima de intimidad, confianza, luces bajas y sobre todo evitar cualquier desequilibrio que produzca temor, tensión o genere un exceso de racionalidad.

¿Cómo debe ser entonces ese momento fundacional que significa salir del útero materno para asomarse a la atmósfera de este mundo?¿Qué sensaciones y emociones deben prevalecer, que irremediablemente luego quedarán selladas en el inconsciente de cada ser humano?

Conocer la fisiología de nuestros cuerpos y dejar que en cada nacimiento predomine la química de amor es parte de comprender el misterio. De recuperar, respetar y contemplar de manera sagrada el inicio fundacional de cada vida.

Fotos: Natalia Roca

 

 

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